Por Javi Domínguez
El pasado 22 de febrero la librería madrileña de viajes Altaïr cesaba su actividad. No cogía de improviso a los fieles quienes una semana antes ya conocían la noticia e iban desfilando para despedirse del personal del local residente en el número 31 de la calle Gaztambide.
En un comunicado firmado por Josep Mª Bernadas, director y fundador de Altaïr junto con Albert Padrol, se responsabiliza del cierre a la difícil situación económica que campa en nuestros días. “Hemos notado el bajón de ventas, las perdidas son constantes y el barrio ha envejecido”, comentó Bernadas en una entrevista a Periodismo de Viajes el mismo sábado en el que Altaïr-Madrid se despedía tras 17 años de su apertura.
“Se me rompe el alma”, expresó Bernadas quien apuntaba que de haber continuado abierta la librería “Altaïr se habría derrumbado”. El cierre llega además en un momento de cambio donde el grupo Altaïr está centrado en nuevos proyectos. Se mantiene la actividad en Barcelona donde en Gran Vía se puede disfrutar de la mayor librería especializada en viajes de Europa. A ello se le suman los últimos flecos de lo que será la nueva revista tras la desaparición el pasado 23 de mayo de 2013 de la prestigiosa revista de papel.
La socio-fundadora de la delegación madrileña fue Pilar Rubio Remiro, ahora directora y fundadora de La Línea del Horizonte y que concedió una entrevista a Periodismo de Viajes el día posterior a la clausura de Altaïr-Madrid. “Cerrar una librería siempre es un suceso terrible”, dijo Pilar del lugar donde trabajo 15 años.
Corría el año 1997. Pilar venía curtida del periodismo cultural, un buen sueldo y estabilidad pero “tenía ganas de iniciar un proyecto en el que pudiera unir todo lo que me apasionaba: la escritura, los viajes y los libros”.
Con ese espíritu fue a reunirse con el equipo de Altair de Barcelona y todo comenzó a rodar. “En aquel momento en Madrid ya existían librerías de viajes, algunas muy pequeñitas como Desnivel o DeViaje, que luego crecieron hasta ser las magníficas librerías que hoy son. También funcionaban Mapas Perseo, Tierra de Fuego y La Tienda Verde, así que sacar una librería adelante nunca fue tarea fácil. Por entonces ninguna incorporaba la literatura y los ensayos contextuales de la manera que lo hacía Altaïr en Barcelona y eso me interesaba mucho”, recuerda Pilar que tuvo que dejar su trabajo como crítica en suplementos culturales y como articulista en medios especializados para dedicarse en cuerpo y alma a la librería.
El pasado sábado Pilar fue a despedirse de los que fueron sus compañeros, cerrando así un círculo, el de su librería a la que tuvo que decir adiós hace dos años para emprender nuevos proyectos.
Altaïr-Madrid se suma a la lista de muchas librerías de nuestro país en las que donde como dice Rubio “la situación es preocupante”. Además la exlibrera recalca que “todo el sector del libro contempla el sinsentido que parece haberse adueñado del consumo cultural y que no siempre se explica en las dificultades adquisitivas de una gran masa de población afectada por el paro y la crisis. Quién paga sin rechistar el último modelo de Smartphone o de tableta, se niega a pagar un libro o una revista”.
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