OPINIÓN: El idiota que viaja (I)

 ©Dibujo: Miguel Porres
©Dibujo: Miguel Porres

Por Mariano Belenguer

 

 

“El idiota que viaja” es el título de un interesante libro que escribió hace unos años un estudioso del turismo, de nacionalidad francesa, llamado Jean Didier Urbain. Su texto aborda con acierto y de forma crítica un debate, cuestionado y tratado profusamente, sobre el enfrentamiento entre las figuras del viajero y el turista. No voy a redundar sobre este tema, pero sí tomo  prestado el título para opinar sobre la gran cantidad de “idiotas que viajan”  por el mundo creyéndose seres extraordinarios que hacen algo muy especial y que además lo dejan plasmado en textos y fotos para pasar a la posteridad.  Pero lo peor de todo es que se creen escritores, periodistas o fotoperiodistas especializados en viajes, solo por el mero hecho de tener un blog en donde publican sus experiencias viajeras. Abro con este texto una serie de artículos de opinión para suscitar un debate y reflexionar sobre el tema

 

Antes de volcar -o más bien vomitar, dirán algunos- mis reflexiones al respecto, pido disculpas por si alguien de nuestros lectores se siente ofendido. Comprenderé que se borren del facebook de esta web, dejen de seguirnos y de pinchar en el dichoso “Me gusta”. Aunque presumo que  la gran mayoría de nuestros seguidores estarán de acuerdo. No obstante insisto: lo siento, mi intención no es molestar, pero sí poner los puntos sobre las íes.

 

El caso es que hace ya tiempo que llevo pensando sobre la necesidad de  abrir un debate en torno a lo que está pasando en el mundo de los viajes y sus relatos, y en especial en torno a lo que podemos denominar Periodismo de Viajes.

 

Pero vayamos por partes…

 

El contexto actual

 

Desde hace unas décadas  los viajes se han generalizado en el mundo occidental desarrollado y también en otros muchos países en vías de desarrollo cuyos habitantes han aumentado su poder adquisitivo. En resumidas cuentas, los viajes se han masificado.

 

Este fenómeno no es nuevo, lo venimos evidenciado desde el nacimiento del turismo a finales del XIX, en todo el siglo XX y en lo que llevamos del XXI. Pero lo que antes era excepcional, paso a generalizarse y en las últimas décadas a masificarse extraordinariamente; sobre todo a partir de los viajes low cost. Esto es un hecho contundente e innegable que ha cambiado en muy pocos años la industria y también la cultura del viaje.

 

Como consecuencia de esto resulta que el viaje ya no es nada especial ni extraordinario. Viaja todo el mundo (que puede, claro), por lo tanto no tiene sentido que ningún viajero (turista, viajero, posturista, o cualquier otra modalidad que puedan inventar los sociólogos del turismo) se sienta extra-ordinario. No lo son, más bien son un número anónimo entre las masas que generan la turismofobia actual.

 

Ni los más aventureros pueden sentirse ya extra-ordinarios a no ser que intenten atravesar el desierto en patinete eléctrico y empujando a la vez a su abuelo en una silla de ruedas.  Creo que esto no se le ha ocurrido todavía a nadie. Pero tiempo al tiempo; no hace mucho recibí un correo de una agencia de viajes de aventura que organizaba vuelos en globo con un violinista para amenizar el viaje, corte y degustación del jamón en pleno vuelo y copa de cava. Prometo que es verdad, no es una broma.

 

El afán de ser o hacer algo extraordinario y presumir de ello no tiene límites, sin ser consciente de que hoy viajar es una de las vulgaridades más recurrentes; casi tanto como hacer la compra en el supermercado.

 

Casi paralelamente la evolución, o deberíamos decir la revolución digital, ha permitido que todo el mundo tenga acceso a unos medios de trasmisión de información individuales o colectivos, totalmente gratuitos ya sean webs, blogs o similares. Es decir, cada persona, en el “mundo mundial” (informatizado) puede tener su propio medio de comunicación personal.

 

No quiero entrar en un aburrido debate académico sobre este asunto, pero se han escrito muchos ensayos que bajo el término de “periodismo ciudadano” especulan sobre el tema.

 

Ambas circunstancias, cada una por separado, han creado sus propios problemas -y como no, también ventajas- pero además de esto, juntas, han provocado una falsa ilusión: que todo aquel que viaja, tiene una cámara de fotos mínimamente decente y escribe sobre sus viajes en un blog es automáticamente un periodista o fotoperiodista viajero.

 

Y nada hay más lejos de la realidad. Esto lo único que ha generado es una proliferación de morralla digital de viajes, insufrible. Para ser un periodista especializado en viajes lo que hace falta primero es ser un profesional del periodismo. Y como tal,  saber viajar con los hábitos y la mirada del periodista, el fotoperiodista o el documentalista audiovisual experto, y no con la automirada selfie del “yo-mi-me-conmigo-mismo y va luego y lo cuento”. Aquí lo dejo…

 

(Continuará)

 

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Comentarios: 11
  • #1

    Carla J. Piñeiro (sábado, 03 agosto 2019 23:17)

    Efectivamente, la gran mayoría de lo que se lee en los blogs no tiene nada que ver con el buen periodismo de viajes. Interesante lo que escribes. Saludos.

  • #2

    Francisco García Hidalgo (miércoles, 07 agosto 2019 11:16)

    Bueno, acabo de leer la entrada, y, a bote pronto, se me ocurren un par de consideraciones desde mi humilde posición de idiota viajero, que además va y lo cuenta en un blog que leen sus amigos y pocos más.
    ¿Por qué le parece mal que muchos aprovechemos las posibilidades que nos permite la sociedad actual, viajemos en 'low cost' y se lo contemos a quien lo quiera escuchar? ¿Hay que dejar las crónicas viajeras solamente a los que han estudiado una carrera u obtenido un título en cualquier parte? Creo que estará de acuerdo conmigo en que un títulito de algo no es ninguna garantía de calidad, y que muchos 'no profesionales' (no es mi caso, que conste, yo no soy de los buenos), pueden escribir mejor y ser más perspicaces a la hora de describir un lugar o un trayecto, que los que han pasado tres o cuatro años en cualquier centro masificado dedicado a surtir de 'papeles habilitantes' a cualquier ganapán que se precie.
    Me gusta viajar y me gusta escribir; ¿unir mis dos aficiones me convierte en parte de esa 'morralla digital insufrible? Por otra parte, si no usara las redes sociales como el Facebook y el Instagram para publicitar lo que escribo, no le podría llegar a la gente que puede estar interesada en leerlo... Entiendo que a nadie obligo; si no le interesa lo que cuento (hablo en sentido genérico, sin personalizar), basta con que no lo lea; pero, ¿no le parece que el esfuerzo de hacerlo, cuando no se tienen a lo mejor las herramientas y los conocimientos de los 'profesionales', ya de por sí merece cierto respeto?
    Puede que estemos muchos malos escritores creyéndonos excepcionales por comprar un billete de autobús de Cali a Quito y no podamos privarnos de contarlo, pero tampoco creo que nos merezcamos filípicas como la suya.
    Saludos,
    FGH

  • #3

    Ramon Villero (viernes, 09 agosto 2019 00:46)

    Leo con interés el artículo de Mariano y las respuestas en la revista.
    Viajar, despojado de su romanticismo, es trasladarse de un lugar a otro, y ahora gracias al low cost hay mucha gente que viaja.
    Escribir es básicamente comunicarse, y ahora, desde la aparición de las redes sociales, hay mucha más gente que escribe.
    Entiendo a Mariano y entiendo a Francisco. Y también pienso que cuando en un blog hay un mínimo de calidad, de saber contar bien las cosas, ya no estamos hablando de morralla. Resulta fácil ver la diferencia. Lo que nos dice Mariano no tiene nada que ver con lo que escribe Francisco. Exigir profesionalidad no quiere decir tener una carrera, quiere decir, entiendo, escribir un artículo, explicar un viaje de manera que entretenga al lector, que sea digerible, que no sea el yo, mí, me, conmigo mismo, del que habla Mariano.
    A mí no me interesa donde está fulanito en un momento determinado; prefiero leer un reportaje escrito y trabajado meses después. Reportaje personal o no, pero no inmediato. Me sobran las selfies y añoro los paisajes sin filtros. Pero sé que estoy chapado un poco a la antigua y que el mundo ha cambiado.
    En cualquier caso, sí a la calidad y a las cosas bien contadas, ya sea desde una revista o un blog.
    Saludos.

  • #4

    Francisco García Hidalgo (jueves, 22 agosto 2019 11:18)

    Estoy de acuerdo con lo que dice Ramón y no pienso que contradiga para nada mi respuesta a la entrada original. Siempre caben matices, por supuesto, y puede que el principal esté en el uso del término 'periodista especializado' del que hace uso el autor de la entrada. Puede que el problema esté en que el que escribe sobre sus viajes se crea un 'periodista especializado', en lugar de un simple idiota que viaja...
    En fin. creo que hay campo para todos (¡ancha es Castilla!), y que cada cual elija lo que quiere leer.
    Saludos.

  • #5

    Manuel Reyes (jueves, 22 agosto 2019 20:50)

    Me da la impresión, que de lo que trata este escrito dilema es hacer publicidad y venta subliminal de un viaje particular traducido a libro.
    Si no hubiesen cosas imperfectas ¿Cómo se distinguiría lo perfecto?
    ¡¡A la hoguera todo lo malo!!
    Pero ¿Qué es lo malo y lo bueno?

  • #6

    Luisa García (miércoles, 25 marzo 2020 05:11)

    Me parecen muy interesantes sus reflexiones. Estoy totamente de acuerdo que en internet hay mucha morralla y muchos malos escritores de viajes que, por el mero hecho de publicar sus estupideces y tener más o menos audiencia, se cree unas grandes firmas. Lo curioso es que algunos de ellos hasta tiene éxito. Eso pone de manifiesto también la calidad de sus lectores.Hay mucha subcultura de viajes.
    Saludos.

  • #7

    Mariano Belenguer (sábado, 28 marzo 2020 12:36)

    En primer lugar muchas gracias a todos por vuestros comentarios y la lectura de mi artículo. Lamento mucho haberos contestado a algunos de vosotros con tanto retraso, pero me dispongo a hacerlo ahora a todos los que habéis escrito.

    A Carla J. Piñeiro:

    Muchas gracias por tu elogio. Es cierto e indiscutible que muchos blogs de viajes no tienen nada que ver con el periodismo. Esta es una de las claves de lo que he pretendido explicar. Respecto a esos blogs que no son ni pretenden ser periodismo, no hay nada que decir, ni objetar. Cada uno escribe lo que quiere y donde le da la gana.

  • #8

    Mariano Belenguer (sábado, 28 marzo 2020 12:38)

    A Francisco García Hidalgo:

    Muchas gracias por tus sinceros comentarios. Al respecto de lo que señalas quiero matizar algunas cosas:

    1. Yo no he dicho que me parezca mal que se aprovechen los viajes low cost y que la gente escriba lo que quiera sobre sus experiencias o lo cuente a quien le quiera escuchar, ¡faltaría más!. Me parece muy bien, igual que cualquiera puede cantar en su casa o en un karaoke aunque cante mal. La “idiotez” está en que ese cantante aficionado se crea un profesional, o que cualquiera que hace fotos se crea un fotoperiodista, por poner otro ejemplo. Y de esos hay muchos.

    2. Tampoco he dicho que para ser periodista haya que pasar por una Facultad de Periodismo. (Aunque eso sería un tema de larga discusión puesto que para ser un buen médico, un buen abogado o un buen maestro sí que se le exige). Pero no es el caso, yo hablo del conocimiento de las claves del periodismo, sus estrategias y objetivos, al margen de que se haya pasado por una universidad o no. Para hacer buenas crónicas o reportajes de viajes hace falta conocer esos géneros periodísticos y otras muchas estrategias profesionales. Y es necesario tener muy claro cuáles son los objetivos y funciones del periodismo, indistintamente de si se ha pasado por una facultad de periodismo o no. Hay grandes periodistas y fotoperiodistas que no han realizado la carrera y otros muchos, que sí son licenciados y graduados en periodismo, que no tiene ni idea. Igual que hay malos médicos, malos abogados o malos profesores

    3. El esfuerzo de escribir me merece todo el respeto del mundo, igual que me merece todo el respeto del mundo el que canta en su ducha o en un karaoke, aunque cante mal, como he comentado antes. Pero internet ha supuesto algo así como dar un micro potente a ese cantante para que grite a diestro y siniestro sus canciones vociferando y desentonando por doquier, no sé si me explico. Todo el mundo tiene el derecho a hacerlo -por supuesto- ahora bien, igual que lo críticos musicales tiene derecho a criticar a los malos cantantes o los críticos de arte tiene derecho a criticar la mala calidad de un cuadro, creo que también los periodistas profesionales y profesores de periodismo tenemos derecho a criticar lo que se hace mal. Por supuesto “ancha es Castilla” pero también debe ser igual de ancha para los que criticamos, opinamos y valoramos la calidad de cualquier manifestación cultural. Críticas, insisto, que van dirigidas especialmente a esas personas se creen periodistas especializados sin serlo, presumen de ello y se hacen pasar como tales. Y lo peor es que entre tanta morralla camuflan lo que existe de calidad.

  • #9

    Mariano Belenguer (sábado, 28 marzo 2020 12:40)

    A Ramón Villeró

    Apreciado Ramón, muchas gracias por tu comentario. Totalmente de acuerdo con lo matizas. La profesionalidad no depende de los estudios ni tampoco del medio o el soporte de comunicación. Hay excelentes blogs y revistas digitales en las que se hace periodismo utilizando los recursos periodísticos y cumpliendo con los objetivos que se le deben exigir al periodismo. Tú eres un experto en esta especialidad y lo sabes bien. Hacer periodismo de viajes no consiste en contar de forma ególatra lo que le ocurre a uno mismo mirándose a través de un selfie. El periodismo de viajes en primer lugar y fundamentalmente es periodismo, es decir, contar y escribir sobre lo que ocurre a los demás. Sobra tanto “yoísmo”.

  • #10

    Mariano Belenguer (sábado, 28 marzo 2020 12:42)

    A Manuel Reyes

    También gracias por tu comentario, pero he de decirte que estás totalmente equivocado. En primer lugar nosotros nunca hacemos publicidad subliminal. Escribimos y reseñamos lo que nos parece interesante sin ningún tipo de condicionamientos económicos puesto que somos una asociación sin fines lucrativos y no tenemos ningún tipo de ingresos, ni interés económico.

    Contemplamos la posibilidad de que nos entre algo de publicidad, y si llega tenemos muy claro separar lo que es publicidad de lo que es información. Es uno de nuestros principios básicos.

    Por otro lado, en este artículo no estoy haciendo ninguna publicidad del libro que cito. Es un libro que no se trata de narrativa de viajes; es un clásico y antiguo libro de ensayo escrito por un catedrático de sociología de la Universidad de París. Esta publicación no requiere de ninguna publicidad porque es de lectura minoritaria, publicado hace más de 25 años y posiblemente esté totalmente descatalogado. Te recomiendo si quieres hacer comentarios inteligentes a los artículos, post y en general textos en internet o de cualquier otro tipo, que antes te informes bien.

  • #11

    Mariano Belenguer (sábado, 28 marzo 2020 12:43)

    A Luisa García

    Gracias Luisa. Has tocado un tema importante que es el éxito que muchas veces tienen los productos de baja calidad en internet. Pero esto es un tema largo de debatir que trasciende al propio periodismo de viajes, aunque por supuesto también le afecta y mucho. Se han escrito muchos ensayos tratando sobre este asunto. Por desgracia lo anodino, lo superficial, lo intrascendente, y por decirlo en un lenguaje más coloquial, las “chorradas” más increíbles se hacen virales y la gente gana mucho dinero con ello. La subcultura se va extendiendo y predomina. Así nos va

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