Por Javi Domínguez
Como una losa. Rotunda, pesada y dogmática suela la frase "yo he estado..." como una coletilla que se instala detrás de algún destino.
Volvemos de las vacaciones y la lista de destinos que se han visitado se extiende hasta el aburrimiento. Con la situación financiera actual, permitirse viajar supone un considerable esfuerzo económico. Sin embargo, el imaginario social no está dispuesto a aceptar que te quedes en casa o te pases el verano en un lugar próximo, por muy bien que se esté.
Así, hay muchas personas que se lanzan a viajar en 10 días exprimiendo cada minuto.
Cada vez que tengo la suerte de que alguien me cuente sus vacaciones siempre pregunto lo mismo por pura curiosidad. “¿Qué viste?, ¿qué hiciste?” Tras las simples preguntas a veces comienzan los titubeos. Sin ninguna mala intención intento recopilar alguna anécdota o historia y es cuando mi interlocutor se excusa. “Se hace lo que se puede”.
De todas maneras y aunque corte por lo sano, mi interlocutor siempre podrá decir en otros foros que “ha estado aquí y allá”. No importa cómo. Se sustituye el “viajar” por el “estar”. El viaje pasa a ser un recorrido contrarreloj, un camino a toda prisa y sin mayor orientación que la de una cabra perdida en cualquier lugar del mundo.
El “yo he estado” se asienta en una sociedad que toma la frase como válida. Una nueva visión de salir a viajar de manera superficial y donde se reconoce más el merodear por 4 ciudades en el tiempo record de una semana que pasarse 10 días conociendo una localidad.
El viaje exprés se ajusta a las medidas económicas actuales. Es una vuelta de tuerca de muchas compañías de viajes que aglomeran a turistas en paquetes de una semana donde todo está planeado al milímetro. No hay cabida para improvisar, pasear o perderse. Un viaje precipitado y donde hasta el último euro de la propina se prevé antes de salir.
Ahora que llega septiembre y la rutina está de vuelta, escuchen en cuántos lugares estuvieron los afortunados que pudieron salir del país. Pero no se dejen engañar y pregunten en cuánto tiempo vieron e hicieron todo eso que dicen. Quizás, al final no fue tan malo pasarse las vacaciones cerca de casa.
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