Por Celia Asencio
Han pasado casi 23 años de la muerte del escritor Bruce Chatwin y aun así sigue fuera de los límites de la indiferencia. Ahora la vida de este escritor de viajes se recopila en un libro memorable: "Bajo el sol". En éste se encuentran cartas que Chatwin envió y que ahora han sido seleccionadas por su viuda, Elizabeth Chatwin, en colaboración con el formidable biógrafo del escritor, Nicholas Shakespeare. Su insaciable espíritu le llevó por inéditos y recónditos caminos. Entre la realidad y la ficción, Chatwin anduvo sin cesar. Lugares como Inglaterra, Argentina, Afganistán, Suecia, Turquía o Suráfrica formaron parte de su experiencia.
Un joven que no se conformó con conocer los límites que le brindó la vida, el buscó su propio destino.Tal es así que su recorrido profesional se convirtió en una lista extensa de libros de aventuras: En la Patagonia (1977), El Virrey de Ouidah (1980), Colina negra (1982), Los trazos de la canción (1987), Utz (1988), ¿Qué hago yo aquí? (1989) y Anatomía de la inquietud (1997).
Ahora 'Bajo el sol' muestran cuarenta años de su vida, una recopilación minuciosa de sus vivencias. Comienza con cartas que el escritor envió a sus padres en el 48 y termina con la última carta dirigida al mismo Shakespeare en el año 1989, época en la que sus piernas y sus manos se escapaban del control de su mente. La enfermedad había mermado sus capacidades. Fue entonces cuando Elizabeth Chatwin escribió de su puño y letra las últimas cartas que su esposo le dictaba. Un material que nunca pudo supervisar, el único de toda su trayectoria.
Frases célebres se pueden recoger de este magnífico libro: "Dentro de todo viajero un anacoreta está deseando quedarse". "El cambio es la única cosa por la que merece la pena vivir. Nunca aparques tu vida en un escritorio. Lo que sigue son las úlceras y los problemas cardíacos". "Tengo la compulsión de vagabundear y la de volver, como un ave migratoria".
La aventura fue la llama que encendió su vida pero que, a su vez, también la apagó. El sida acabó con él cuando apenas tenía 48 años. Una enfermedad que nunca quiso reconocer en su momento, a la que, desgraciadamente, no pudo vencer. Quizá de las pocas cosas a las que Chatwin no pudo hacer frente, después de una vida tan excitante como la que mantuvo. Sus cenizas se repartieron por el Peloponeso, Chatwin quedó en esparcido por la tierra, quedó grabado en el tiempo.
Más información:
http://www.revistadeletras.net/empieza-a-leer-bajo-el-sol-las-cartas-de-bruce-chatwin/
http://cultura.elpais.com/cultura/2012/12/08/actualidad/1354995789_370456.html
http://www.elplacerdelalectura.com/2013/02/bajo-el-sol-las-cartas-de-bruce-chatwin.html
http://encuentrosconlasletras.blogspot.com.es/2012/12/bruce-chatwin-bajo-el-sol.html
http://blognovalis.blogspot.com.es/2012/12/bajo-el-sol-las-cartas-de-bruce-chatwin.html
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